Voy a inventar un mundo para ti

Bebé,

El tío Jorge, de Oslo, me ha pedido que escriba lo que siento mientras estás dentro de mí. Dice que escribo bien y que será un bonito recuerdo y te gustará leerlo cuando seas grande.
Mientras busco un álbum bonito y divertido, éstas serán las primeras de muchas palabras escritas para ti.
Cariño, mamá y papá queremos inventar un mundo para ti. En el que vivimos no siempre es bonito, pero, cielo, tú lo harás hermoso. Porque tengo la fe ciega de que llegas a este mundo para hacerlo mejor, para llenarlo de luz, para cambiarlo.
¿Sabes? El día que supe que te esperaba fue un poco surrealista. Llevabas semanas creciendo y yo no sospechaba nada... y eso que siempre he sido muy intuitiva.
Me senté en el vater, con la prueba en las manos, con esas dos señales intensas que, parecía, querían decirme: «Viene, viene». Y el mundo se desdibujaba entre risas nerviosas, mientras me pisaba el labio inferior y me repetía una y otra vez: «Voy a ser mamá».

El primero en saberlo no fue papá. Fue el tío Alex. Si eres chico, porque aún no sé qué serás, te llamarás como él. ¿Por qué? Muy sencillo. Después de papá, es mi mejor amigo. Uno de los chicos que más quiero. Y cuando crezcas y tengas entre 12 y 13 años empezarán nuestras diferencias. Sé que me discutirás mucho y que, posiblemente, no me cuentes tus cosas. Aunque te prometo, mi vida, que voy a educarte para que siempre confíes en mí. Pero si llega el día en que un problema te sobrepasa, si te da vergüenza decírselo a papá o a mí... mi vida, díselo al tío. Él siempre te ayudará. Siempre. Y lo más importante, no te juzgará. Yo tampoco. Es más, te agradeceré que confíes en él.

El tío me guardó el secreto sólo un día. No, él no se chivó, fui yo la que se lo dijo a la abuela Teresa. ¿Sabes? Desde que se lo dije, sonríe más y tiene un brillo en los ojos que, creo, nunca le he visto.
¿Ves? Ella dice que serás nena. A mamá no le importa, pero, por si acaso, también tenemos nombre: Llura.
La abuela se alegró mucho, aunque lo primero que pensó fue en un vestido que llevaré pronto.

Después no sabía cómo decírselo a papá. Entonces recordé que él conocía la historia de la tía Ángela (será tu tía-abuela) y de cómo le dijo a su marido que venía Miguel (tío tuyo).
Así que jugué a las indirectas. Compré unos patucos y se los di a la hora del postre. Para despistar, le dije que se comía... porque sé que te comerá a besos cuando te tenga en brazos.
Vio los patucos, me miró y yo sonreí. Papá es listo, lo pilló enseguida.

Supongo que sintió algo de vértigo. Vértigo. ¿Qué sabrás tú del significado de esa palabra? Tú, que estás ahí dentro, buceando en un líquido que te da calor, oxígeno y todo lo que necesitas.
Vértigo sentirás el día que llegues, pero mamá estará ahí, rota de dolor y de felicidad, esperando tu llegada.

El tío Jorge quiere que exprese lo que siento. Físicamente, además de haber engordado tres kilos y haberme hinchado, poco. Aún no siento tus movimientos (eres tan grande como un pomelo)
Lo que sí que sentí fueron muchas nauseas. Todo el día. Lo he pasado fatal, pero no te equivoques, mamá no está enfadada. La tía Rocío dice que es un aprendizaje de la naturaleza: paciencia.
Eso y que mi cuerpo tenía que acostumbrarse a ti.

Ahora ya llevo unos días en los que me encuentro muy bien. Con ganas de salir a tomar el sol, pasear y con muchas ganas de sentir que te mueves, la verdad.

¿Sabes? Al principio no me lo terminaba de creer. Hasta que el médico no me hizo la ecografía y escuché tu corazón...
Guau, eso sí que es un sonido bonito. ¿Bonito? Es el sonido más hermoso que he escuchado jamás. Y he escuchado muy bonitos, créeme.
Pero ninguno tan mágico como tu corazón.
Late tan deprisa como el colibrí bate sus alas.

Pronto lo volveré a escuchar. Será el día que me dicen si eres niña, como quieren la abuela y el tío Alex, o si eres niño. Espero que no nos des el culo como la última vez.

Te volveré a escribir pronto, peque. Mientras tanto, sigue creciendo.

Te quiere,
Mamá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario